La alergia al huevo es, junto con la alergia a la leche, de las que más condicionan la vida de los niños y de sus familias puesto que ambos ingredientes están presentes en multitud de productos de consumo habitual. Supongo que muchas de vosotras que leéis estas líneas sabéis a qué me refiero…
En general se viene observado un aumento del número de alergias alimentarias en niños en los últimos años. Algunas razones dadas por los pediatras alergólogos para este incremento son el cambio en los hábitos alimenticios y de estilo de vida, unido a la contaminación y modificaciones de los hábitos de higiene. Según los especialistas, el desarrollo del sistema inmunológico del niño se ve debilitado por estos factores y deriva en la aparición de alergias. Es decir, cuanto más “urbanos” e “Industrializados” nos volvemos, más alergias desarrollamos.
Hoy os quiero comentar uno de los resultados presentados en un congreso de alergología pediátrica que se ha celebrado recientemente en Madrid, y que trae un rayito de esperanza a aquellas familias de niños con alergia al huevo.
Si tu hijo tiene más de cinco años y no ha podido superar la alergia al huevo, la inmunoterapia oral específica con este alimento podría ser una alternativa para conseguir que lo tolere.
La inmunoterapia oral específica, consiste en la administración de cantidades crecientes del alimento hasta alcanzar el equivalente a una ración siempre bajo la supervisión de un pediatra alergólogo.
El Servicio de Alergología del Hospital Infantil La Paz, en Madrid, ha liderado un ensayo clínico a nivel nacional, en el que han participado varios hospitales de toda España (Hospital infantil La Paz, Gregorio Marañón y Hospital Severo Ochoa, de la Comunidad de Madrid; Hospital San Juan de Dios, Vall D´Hebron, Althaia San Juan de Dios de Manresa, de Barcelona; Hospital Carlos Haya, de Málaga; Hospital General de Valencia y Hospital de Cruces, de Vizcaya).
El 85% de los niños que siguieron el tratamiento de inmunoterapia oral alcanzaron tolerancia al huevo. Además, esa tolerancia persistía en todos los que siguieron consumiendo huevo en una dieta normal, seis meses después de interrumpir el tratamiento.
Es una buena noticia que merece la pena contar, ¿no creéis?